En algún momento de la semana pasada (o hace cinco minutos después de una búsqueda en Google), has tomado la resolución de cambiar tu vida.

Tal vez decidiste hacer ejercicio todos los días. Tal vez es hora de empezar a comer mejor.

O tal vez decidiste dejar de usar pantalones cortos.

El primer paso para construir hábitos saludables (conoce tu “gran por qué”)

Antes de hacer CUALQUIER cosa con los hábitos de construcción, necesitas una buena razón para construirlos en primer lugar o los cambios nunca se mantendrán.

Todo esto de “cambiar quien soy” debe ser el centro de tu toma de decisiones para seguir adelante.

Y si no tienes una buena razón, estás muerto en el agua:

Si estás aquí porque decidiste que “deberías” ponerte en forma, vas a fracasar en la segunda vida.

Si te arrastras al gimnasio porque crees que “deberías” correr en una cinta de correr cinco días a la semana aunque lo odies, ¡estás jodido!

Al determinar los hábitos o resoluciones que intentas establecer, haz que el hábito sea parte de una causa mayor que valga la pena luchar.

No sólo vas al gimnasio, sino que construyes un nuevo cuerpo del que no te avergüenzas para poder volver a tener citas.

No sólo estás aprendiendo a que te gusten las verduras, estás perdiendo peso para que te quepa el vestido de novia de tus sueños.

No te levantas temprano de la cama, sino que te levantas más temprano para poder trabajar en tus asuntos secundarios antes de que tus hijos se levanten y así poder ahorrar dinero para su educación universitaria.

En nuestro Programa de Entrenamiento 1 a 1 y nuestros cursos en línea, nos referimos a esto como tu “Gran Por qué”. Sin ella, sólo te obligas a hacer cosas que no te gustan, que nunca durarán.

Amárralo a una causa mayor y es infinitamente más probable que empujes a través del estiércol y el fango para hacerlo.

Así que cava 3 niveles de profundidad y pregunta “por qué” hasta que llegues a la raíz del POR QUÉ quieres construir un nuevo hábito saludable o cambiar uno malo. Anótalo. Y cuélgalo en algún lugar donde puedas verlo todos los días.

¿Tienes tu razón? Muy bien.

Ahora vamos a entrar en la ciencia de los hábitos.

1) Cue (lo que desencadena la acción): Puede ser un sentimiento: Estoy cansado, tengo hambre, estoy aburrido, estoy triste. O puede ser un momento del día: es lunes a las 9 de la mañana, el trabajo está hecho, etc.

2) Rutina (la acción en sí): Esto puede ser una acción negativa que quieres reducir: Bebo soda, como pastel, meriendo, bebo alcohol, fumo cigarrillos, veo la televisión – o una positiva: Voy al gimnasio, salgo a correr, hago flexiones, leo un libro.

3) Recompensa (el resultado positivo por la acción): Ahora estoy despierto. Estoy temporalmente feliz. Mis manos/mente están ocupadas. Puedo olvidar el mal día que tuve. Me siento con energía. Me siento bien conmigo mismo.

Dependiendo de tu rutina/acción anterior, los hábitos pueden ser o bien fortalecedores y sorprendentes, o parte de una espiral descendente negativa. Tu cuerpo no es lo suficientemente inteligente para SABER lo que necesita hacer: sólo quiere arreglar el dolor o perseguir el placer del taco, y cualquier forma que elijas para responder se convertirá en el hábito cuando lo hagas las veces suficientes.