La cultura es una fuerza dinámica para el cambio en lugar de un conjunto rígido de formas o parámetros a los que se debe adherir estrictamente. Como señaló la Comisión Mundial de Cultura y Desarrollo (CMCD), la cultura de una sociedad no es estática ni inmutable, sino que se encuentra en un estado constante de cambio, influyendo y siendo influida por otras visiones del mundo y formas expresivas.
La actual era de la globalización, con su aceleración e intensificación sin precedentes de las corrientes mundiales de capital, trabajo e información, está teniendo una influencia homogeneizadora en la cultura local. Si bien este fenómeno promueve la integración de las sociedades y ha brindado nuevas oportunidades a millones de personas, también puede traer consigo una pérdida de singularidad de la cultura local, lo que a su vez puede dar lugar a la pérdida de identidad, la exclusión e incluso el conflicto. Esto es especialmente cierto en el caso de las sociedades y comunidades tradicionales, que están expuestas a una rápida “modernización” basada en modelos importados del exterior y no adaptados a su contexto.
Equilibrar los beneficios de la integración en un mundo globalizado con la protección de la singularidad de la cultura local requiere un enfoque cuidadoso. Situar la cultura en el centro de las políticas de desarrollo no significa confinarla y fijarla de forma conservadora, sino, por el contrario, invertir en el potencial de los recursos, conocimientos, habilidades y materiales locales para fomentar la creatividad y el progreso sostenible. El reconocimiento y el respeto de la diversidad de las culturas también crea las condiciones para el entendimiento mutuo, el diálogo y la paz.
La globalización también ha conducido a un mayor entendimiento cultural. Así como personalmente se experimenta un aumento de la comunicación a través de instrumentos virtuales, como el internet, la globalización ha contribuido a mejorar las conexiones humanas. Ya sea que uno busque en Google las culturas tribales o se encuentre con personas de la India, la globalización le permite aprender sobre otras culturas y desarrollar una comprensión cultural más amplia a través de el Internet y de mayores oportunidades de viajes internacionales.
La globalización suele estar asociada exclusivamente a la integración económica mundial y al surgimiento de un mercado mundial sin fronteras. Sin embargo, la globalización también involucra cambios radicales en los terrenos social, cultural y político. La globalización no es una forma inclusiva o progresiva de internacionalismo. Es más bien la expansión exitosa a escala mundial de determinados localismos de organización social, económica y política, de carácter neoliberal y capitalista.
La mezcla de elementos materiales e ideológicos que hacen posible esta expansión hace de la globalización un proceso hegemónico. La globalización tampoco crea ni fomenta la libertad económica, las oportunidades y la elección a todos los niveles; más bien se asemeja más a una monocultura de ideas, políticas y modelos económicos.
Las principales consecuencias de la globalización han sido: la transmogrificación de las religiones y los sistemas de creencias tradicionales; el comienzo de la desintegración de los tejidos sociales tradicionales y las normas compartidas por el consumismo, la cibercultura, las religiones de nuevo cuño y los cambios en la ética y los ritmos de trabajo; la anomia que se extiende rápidamente y que obliga a un número cada vez mayor de personas a recurrir a las banalidades religiosas pretenciosas fácilmente accesibles, y la atribución a la religión de la creación y la aceleración de las tendencias extremistas, fundamentalistas y terroristas en los países del tercer mundo.
En resumen, la cultura como forma de vida humana está en constante cambio. Ciertos acontecimientos en los tiempos modernos han contribuido a acelerar este proceso de cambio de manera exponencial, lo que ha tenido dos consecuencias importantes:
a) La reducción de la diversidad cultural; y
b) El aumento del control hegemónico en nombre del libre comercio y la libertad de comunicación, a todos los niveles.
Leave a Reply